¿Aún tenemos centro?

Por un lado, se podría agradecer el gesto del Presidente. En momentos como el actual, en que una porción significativa de santiaguinos vive la ciudad como un mar de ruido, mugre y miedo, el cual cruzan para desplazarse entre islas, y en que el núcleo de la ciudad se desplaza cada vez más hacia el oriente, el objetivo del recorrido ciclista sería recordarnos que aún tenemos centro, que no lo demos por perdido pese al evidente deterioro. El Presidente en este caso sería una especie de “guardián del casco histórico”, al haber además elegido el barrio Yungay como su residencia. Sin embargo, por otro lado, se podría argüir que tratar de emular al primer ministro neerlandés, Mark Rutte, quien diariamente realiza sus desplazamientos en bicicleta, resultaría paradójico, pues se estaría tratando de instalar una aparente situación de normalidad que no es tal. 

Por un lado, se podría agradecer el gesto del Presidente. En momentos como el actual, en que una porción significativa de santiaguinos vive la ciudad como un mar de ruido, mugre y miedo, el cual cruzan para desplazarse entre islas, y en que el núcleo de la ciudad se desplaza cada vez más hacia el oriente, el objetivo del recorrido ciclista sería recordarnos que aún tenemos centro, que no lo demos por perdido pese al evidente deterioro. El Presidente en este caso sería una especie de “guardián del casco histórico”, al haber además elegido el barrio Yungay como su residencia. Sin embargo, por otro lado, se podría argüir que tratar de emular al primer ministro neerlandés, Mark Rutte, quien diariamente realiza sus desplazamientos en bicicleta, resultaría paradójico, pues se estaría tratando de instalar una aparente situación de normalidad que no es tal. 

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