La profundización de la inseguridad, las confrontaciones cupulares y la consolidación del caudillismo perjudica a la República, y que al revés, es indispensable colocar el centro de gravedad en la defensa de la institucionalidad unida a la atención de las necesidades urgentes de las grandes mayorías, porque eso nos conviene a todos, le conviene a Chile. No es una tarea exclusiva de La Moneda, también lo es de las diversas oposiciones. Las fórmulas pueden ser variadas en este camino, pero el objetivo final deseado debe ser uno claro y explícito: ordenemos la casa común, contribuyamos todos a ello. Preservemos la República.