Las personas con discapacidad experimentan exclusión, discriminación y estigma. Enfrentamos barreras en todos los ámbitos de nuestras vidas. Estas barreras toman muchas formas, como la ausencia de intérpretes en lengua de señas en recintos de salud o de camillas ginecológicas adaptadas para la atención de mujeres con discapacidad física. La ignorancia y actitudes negativas hacia la discapacidad hacen casi imposible que personas con discapacidad sean candidatas a cargos de elección popular. Todas estas barreras de información, físicas y actitudinales, nos impiden participar plenamente en la sociedad y afectan nuestra experiencia de ciudadanía.