Hace falta un acuerdo o pacto fiscal, social y político, basado en una amplia discusión pública que determine qué queremos financiar en los próximos 10 años y sobre esa base estimar lo requerimientos. En la negociación se podría buscar un punto intermedio en torno a 2,5 puntos del PIB. El resto requerido exigiría alargar en el tiempo el programa de cambios. El pacto fiscal debe incorporar criterios de equidad en que “los que ganan más, paguen más”. También, para crecer más y asegurar la sostenibilidad de las reformas, debemos transitar prontamente hacia una economía basada en el conocimiento, agregando valor a la enorme base de recursos naturales de la que disponemos; a un Estado de Bienestar que asegure educación de calidad, clave para el desarrollo; salud, con atención adecuada y oportuna para toda la población; y pensiones que aseguren que jubilarse no signifique caer en la pobreza. Tampoco podemos olvidar recursos para asegurar nuestras fronteras de la inmigración ilegal y proteger a nuestros compatriotas del crimen organizado.