Lo medular del problema, es que existe un conocimiento limitado de las aguas subterráneas, debido a la complejidad de los acuíferos, sumado a la ausencia de un cálculo del balance de aguas subterráneas a lo largo de Chile (Donoso, et al., 2020). Dicha carencia de información no solo ha llevado a la falta de control en la gestión, sino además a la sobreasignación de derechos como consecuencia de la declaración tardía de un área como zona de prohibición o de restricción. Lo anterior tiene como consecuencia que, al momento de ser declarada, la reserva total de agua disponible haya disminuido considerablemente.