Ante esta realidad, muchos argentinos creen convincentemente que el problema de la corrupción no es exclusivo del peronismo o de los Kirchner, y vinculan el caso a otros de la región. No estoy de acuerdo con los argumentos sobre las supuestas similitudes entre este juicio y otros casos en América Latina. Quizá el caso que más se acerque a este es el de Donald Trump, en el sentido de que, así como en el Partido Republicano, muchos peronistas se alegran en silencio por la caída de un ícono populista por corrupción. ¿Será este juicio el inicio de una investigación más amplia y seria sobre la corrupción en la política argentina, problema que trasciende al peronismo? Este tampoco es el caso. Solo el tiempo dirá si este enjuiciamiento a la vicepresidenta tiene consecuencias políticas significativas o si es solo un caso más de “mucho ruido y pocas nueces” en la larga historia de corrupción en Argentina.