Un complejo panorama vive el sistema educacional chileno, con altos niveles de deserción y ausentismo derivados de la pandemia del Covid-19, en medio de un clima de violencia protagonizado por encapuchados que lanzan bombas molotov hacia la policía a la salida de establecimientos como el INBA o el Liceo de Aplicación. En este escenario, que tiene en alerta a distintas autoridades, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, prometió avanzar en un trabajo conjunto para no solo volver a vincular a estudiantes desertores, también para resolver temas como la calidad y cantidad de las raciones de alimentos de la Junaeb, mejorar la infraestructura escolar y la reformulación de los proyectos educativos. Respecto de los hechos de violencia, el jefe del Mineduc aseguró que, si bien la Ley Aula Segura existe y es aplicable en algunos casos, es más adecuado sancionar a estudiantes siguiendo los manuales de convivencia internos, con los que se puede llegar a la sanción más grave que significa la cancelación de la matricula y la expulsión.