Tanto “Gracias a la Vida” como “El pueblo unido” vienen del siglo pasado, de una historia grabada en la memoria de los chilenos para siempre y que repercutió en todo el mundo. “El violador eres tú” da cuenta de un grito contenido por décadas (o siglos) que ya reclamaba su tiempo. Son música de tres momentos. Y, sin embargo, configuran una hoja de ruta del quehacer sociopolítico que nos resulta de toda claridad, si lo leemos en sentido inverso. Primero, tomar conciencia del todo, de aquello que gracias a la vida tenemos, para imaginar futuro. Segundo, saber que solo con la unidad, con la unidad de consensos y amplitudes, la historia avanza en favor de los postergados. Tercero, hacerlo sin miedo, con texto contundente, iluminado por verdades indesmentibles que reclaman justicia y un Estado nuevo, solidario y humano. La fórmula está ahí, en esas tres canciones de alcance mundial.