La estructura del mercado laboral no permite el aumento significativo de los ahorros personales que serían necesarios para mejorar las pensiones en el sistema actual; y, en ausencia de reformas, es probable que siga así. Esto se debe principalmente a las lagunas previsionales relativas a trabajo informal (aunque sea transitorio); a una gran cantidad de trabajos no remunerados, en particular, relacionados con el cuidado; y los bajos salarios. Asimismo, el aumento en las expectativas de vida aún no ha sido acompañado de una edad de jubilación más elevada, en particular de las mujeres. En este contexto, es imprescindible que el Estado fomente el trabajo formal, y aumente la edad de jubilación, principalmente de las mujeres, además de fortalecer el pilar solidario como lo está haciendo hasta ahora.