Tras la salida de ambos militantes de la falange acusando que sufrieron «censura permanente» de parte de la directiva, el parlamentario llamó a sus pares a tener «un poquito de humildad». Dijo que le parece una actitud soberbia que ellos «se rebelen en contra de lo que acordó una junta nacional del partido y simplemente sean los portaestandarte de la derecha en el Rechazo», junto con reconocer, eso sí, que los democratacristianos en los últimos 20 años fueron «perdiendo la batalla de las ideas y les fue ganando la operatoria». Además, apuntó a una «derechización» de la colectividad, especialmente cuando sus principales personeros, muchos economistas, «terminaron en los directorios de las grandes empresas».