Estamos así en el momento más peligroso de la guerra. El líder ruso ha demostrado que no tiene escrúpulos en escalar el conflicto, porque su propia sobrevivencia política depende de cómo éste finalmente termine. Lo cierto es que cometió un error de consecuencias catastróficas, y ahora no sabe cómo salir, siendo su única estrategia seguir aumentando la intensidad del conflicto, inflingiendo daños cuantiosos a la población civil ucraniana, como recurso desesperado para responder y cubrir el repliegue de sus fuerzas en los territorios en disputa.