En este momento de crisis, no hay nada más conservador que extremar las posiciones para que todo siga igual y no hay política más reformista que cimentar un mejor sistema político, orientado a que se puedan generar cambios duraderos y de calidad sobre la base de grandes consensos. Es por ello que el oficialismo debiera profundizar la dirección moderada que ha seguido tras el 4 de septiembre, y la oposición debiese mantener el carácter dialogante y constructivo que ha tenido hasta ahora. Solo así podremos superar el estrecho pasillo al desarrollo en el que estamos atrapados.