La ciencia se ha vuelto menos disruptiva y quizás sabemos por qué

En resumen, tenemos problemas –exigencias de aplicabilidad y utilidad; énfasis en la productividad; escasez de tiempo para la lectura o, dicho de otro modo, el problema de la recarga del investigador– que son factibles de ser resueltos, si quienes toman decisiones dejan de lado tanto el pertinaz economicismo que acompaña desde hace tanto tiempo a nuestras políticas científicas, como la obsesión por la “excelencia” (la que suele medirse comúnmente mediante la “productividad científica”). El Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación se encuentra en proceso de revisión de la política nacional del área, y sería bueno que los ejercicios de “diálogos” que está desarrollando sean abiertos y participativos, para que la comunidad científica pueda discutir este tipo de asuntos. 

En resumen, tenemos problemas –exigencias de aplicabilidad y utilidad; énfasis en la productividad; escasez de tiempo para la lectura o, dicho de otro modo, el problema de la recarga del investigador– que son factibles de ser resueltos, si quienes toman decisiones dejan de lado tanto el pertinaz economicismo que acompaña desde hace tanto tiempo a nuestras políticas científicas, como la obsesión por la “excelencia” (la que suele medirse comúnmente mediante la “productividad científica”). El Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación se encuentra en proceso de revisión de la política nacional del área, y sería bueno que los ejercicios de “diálogos” que está desarrollando sean abiertos y participativos, para que la comunidad científica pueda discutir este tipo de asuntos. 

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