La izquierda suicida

Haga lo que haga Jaime Bassa no será nunca popular, en los dos sentidos de la palabra popular. Solo le queda ser respetable, es decir responsable, algo que su narcisismo no lo deja ser. Esa es la cruz de la nueva izquierda, su adolescencia les impide asumirse como elite, su vanidad no lo deja ser otra cosa. Peor aún, cree que el pueblo está condenado a quererlos, cuando no ve los continuos desprecios a los que los somete. Porque ¿Quién entiende que alguien que se dedica al teatro o la performance, que habla en sociológico, que come, baila y se enamora de otra manera que la mayoría de los chilenos, no se considere a si mismo parte de la elite? 

Haga lo que haga Jaime Bassa no será nunca popular, en los dos sentidos de la palabra popular. Solo le queda ser respetable, es decir responsable, algo que su narcisismo no lo deja ser. Esa es la cruz de la nueva izquierda, su adolescencia les impide asumirse como elite, su vanidad no lo deja ser otra cosa. Peor aún, cree que el pueblo está condenado a quererlos, cuando no ve los continuos desprecios a los que los somete. Porque ¿Quién entiende que alguien que se dedica al teatro o la performance, que habla en sociológico, que come, baila y se enamora de otra manera que la mayoría de los chilenos, no se considere a si mismo parte de la elite? 

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