Es claro que no se puede depositar esperanzas en esta institucionalidad para salir de esta crisis estructural, la única posibilidad de respuesta es la organización en los territorios, la convergencia de la buena gente en la construcción de una fuerza social política que aspire a la toma del poder local, para desplazar a la élite con un proyecto de país que surja desde la base ciudadana. Allí está el desafío y la esperanza de los pueblos de Chile.