En cinco años, Chile subió su tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes de 4,5 a 6,7. Si en 2018 se cometieron 845 asesinatos, en 2022 llegaron a 1.322. Es una de las cifras más altas que ha tenido el país sudamericano, que atraviesa una crisis de seguridad. Y aunque ya había reportes del incremento de estos delitos, el alza sostenida ha sido confirmada por el Primer informe nacional de homicidios consumados que contiene, por primera vez, datos unificados de distintas instituciones del Estado.
El informe fue elaborado por el Centro Nacional para la Prevención de Homicidios y Delitos Violentos de la Subsecretaría de Prevención del Delito, que depende de la cartera de Interior y dirige Eduardo Vergara. En el documento se sistematizaron por primera vez las cifras de homicidios consumados recogiendo datos de Carabineros, la Policía de Investigaciones (PDI), Gendarmería, la Fiscalía Nacional, el Registro Civil, el Servicio Médico Legal (SML) y la Subsecretaría de la Mujer y Equidad de Género.
Para elaborar la estadística, las autoridades definieron a las víctimas de homicidios consumados como “personas a quienes se les ha causado la muerte ilícitamente y con intención, realizando el victimario todos los actos propios y característicos del delito”.
El incremento de los delitos violentos en Chile ha sido asociado al del crimen organizado. Y, para combatirlo, las autoridades han buscado diversas fórmulas. Por ejemplo, el fiscal nacional, Ángel Valencia, viajó a fines de mayo a Italia para conocer su modelo antimafia. Vergara, también ha mirado ejemplos del exterior, como el de la ciudad de Baltimore, en Estado Unidos, que lleva años intentando bajar su alta tasa de homicidios.
El documento reveló que el 89% de las víctimas fueron hombres, mientras que el 11% correspondió a mujeres. El promedio de edad fue de 37,2 años, de los cuales 4,1% corresponde a menores de edad, es decir bajo los 18 años.
El informe confirmó también la tendencia que ya había sido adelantada tanto por la fiscalía como por la policía chilena: un incremento en los homicidios por arma de fuego, que se liga al crimen organizado: pasaron de 42% en 2018 a un 53,9% en 2022. Los ataques mortales con armas contantes bajaron del 40,8% a un 31,9% en el mismo periodo.
Durante los cinco años revisados en el informe se detectó una variación en la cantidad de personas extranjeras que eran víctimas de homicidios: en 2018 representaban solo un 5,7% del total, pero en 2022 la cifra subió a 17,2%. En cuanto a los victimarios, pasaron de 3,5% a 13,1%.
El documento señaló a Arica y Parinacota como la región de Chile con la tasa más alta de homicidios por 100 mil habitantes, con 17,1. Ubicada en el extremo norte, es la zona donde en junio pasado el fiscal Mario Carrera informó del hallazgo de los cadáveres de dos hombres que, tras las pericias, se constató que fueron sepultados vivos y luego tapados con cemento.
Antes del informe con los datos consolidados, era la región de Tarapacá la que lideraba los asesinatos en Chile. Hoy, en cambio, después de Arica -que en 2023 ha bajado los homicidios- la estadística continúa con Tarapacá (13,4) y Antofagasta (9,4). Todas las divisiones territoriales están en el norte del país, donde se ubican las localidades más afectadas por la crisis migratoria.