Sabemos que no basta solo con reconocer la democracia representativa como el modelo de gobernanza. En efecto, en Chile la actual Constitución señala en términos absolutos que “Chile es una República democrática”. Lo angular de estos términos es también reconocido en el actual proceso constitucional, al establecer como la primera de las bases del proceso el que “Chile es una República democrática, cuya soberanía reside en el pueblo”. Por lo tanto, el desafío no está en los términos, sino en recoger y garantizar el pleno goce del derecho a la participación en la toma de decisiones y en los asuntos públicos que nos atañen como ciudadanía de un modo efectivo.