El equipo de investigación reconstruyó a través de sus restos, su vida y muerte en el contexto de las condiciones sociales y políticas de esa época. Junto con la evidencia de agresión de un golpe letal en la cabeza, se analizaron las ofrendas que la acompañaban y que demuestran que ella formaba parte de la comunidad local de la época datada y que recibió el tratamiento del ritual funerario típico para las mujeres adultas. No hay lugar a dudas que las lesiones fueron intencionales, y su contexto refleja, para el equipo de investigación, un aumento «de la desigualdad y el conflicto social, por lo que la violencia física pudo ser utilizada como un mecanismo de represión interna ante el riesgo de la pérdida del poder hacia finales del Período Formativo”.