La obra de Octavio Paz es fundamental para ejercer con independencia y sin sesgos “ideocráticos” la crítica de la sociedad como “aprendizaje de la imaginación en su segunda vuelta”, “curada de fantasía y decidida a afrontar la realidad del mundo”, y que “nos dice que debemos aprender a disolver los ídolos: aprender a disolverlos dentro de nosotros mismos. Tenemos que aprender a ser aire, sueño en libertad”.