Perder ganando, es decir, mantener y defender los contenidos esenciales de su programa de gobierno, asumiendo el costo de un mal balance legislativo, le permitiría, de cara a la ciudadanía, mostrar coherencia con su identidad política y, a su vez, contribuir en proporcionar mayor claridad sobre las opciones, implicancias y diferencias que subyacen entre la centroizquierda e izquierda y la derecha chilena. Lo cual, por lo demás, es propio y natural al juego democrático.