En el mundo privado este concepto y su significado están en el ADN de cada trabajadora y trabajador que sabe que su remuneración, su carrera, su emprendimiento o empresa y las proyecciones que tenga dependen principalmente de que haga su trabajo de la única forma posible: bien hecho. Sin embargo, en el sector público, cuyo trabajo muchas veces no es reconocido de manera justa, se producen y mantienen brechas e ineficiencias por largos períodos. Entonces, resulta positivo que Chile en su Constitución, así como España y Colombia, incorpore este principio de eficiencia en el actuar de los órganos del Estado, para que se mida y evalúe si un trabajo o un programa específico del sector público es eficaz y reaccionar en consecuencia.