Lamentablemente, en términos de cultura democrática, el panorama no es alentador. De hecho, es desesperanzador. Si se revisa la “Encuesta de Valores democráticos 2021” de la Fundación para el Progreso en conjunto con Criteria Research, se observa que existe un ascenso de la polarización y de intolerancia. Sin ir más lejos, un 61% de los encuestados opina que alguna idea política debe prohibirse. A este escenario se suma el “desenfreno institucional”, como las variadas acusaciones constitucionales, los diversos indultos particulares otorgados, los resquicios constitucionales que el Congreso utilizó para los retiros de fondo de pensiones y la constante práctica de la minoría de llevar proyectos al Tribunal Constitucional para saltarse a la mayoría.