Lo cierto es que lo que suceda con los vecinos debe estar en la primera prioridad de nuestra atención, asumiendo la clara convicción de que el mejor gobierno en un país vecino es aquel que asegure la estabilidad en su país. Para dejar a un lado el fenómeno episódico de las eventuales coincidencias políticas de los gobernantes, o como a veces ocurre, para evitar tomar partido en sus asuntos internos.