El panorama general alerta sobre la capacidad del sistema político en general de representar las demandas ciudadanas y no seguir cayendo en el túnel sin salida del descrédito. La inacción a la que esta situación conduce, alimenta aún más las pulsiones autoritarias, las que tienen en el próximo plebiscito la posibilidad de aunar en el rechazo tanto a la extrema izquierda como a la extrema derecha, las que, de articularse en una coalición, aun perdiendo ese plebiscito, pueden representar una amenaza en el futuro a las fuerzas democráticas. Una coalición de ese tipo no sería la primera en la experiencia comparada y, se dice hasta el cansancio, la única forma de combatirla es con acuerdos. Creo que nuestro sistema político no está todavía en ese estadio, requiere primero emerger con una síntesis.