Esta fecha nos recuerda nuevamente que los derechos humanos tienen una perspectiva de género y, además, que los derechos de las mujeres son derechos humanos. Lamentablemente, esta no es una realidad que ha sido aceptada a nivel transversal en el ámbito político y, por consiguiente, en la elaboración y dictación de políticas públicas y leyes. El acecho constante de los discursos conservadores y que buscan socavar los avances, especialmente de los derechos sexuales y reproductivos, son una muestra de esta realidad. El cuestionamiento constante a la educación sexual integral como un derecho humano es uno de los desafíos que ha cobrado mucha fuerza durante este último periodo.