Si bien la transparencia y la participación son características esenciales de un proceso constituyente democrático, es importante que existan espacios de dialogo privado y de deliberación, donde se pueda aprender y corregir, proponer y aceptar propuestas. Los compromisos requieren concesiones mutuas que dejan insatisfechos a muchos de quienes sostienen posiciones encontradas. Pero esa es la esencia de un proceso político como es la redacción de una constitución. Es preciso también que tanto expertos como representantes políticos estén dispuestos a negociar en múltiples dimensiones. La mezcla de transparencia total con reformadores con agendas unidimensionales es desaconsejable.