Aquí en la tierra las dos potencias nucleares juegan las cartas de las amenazas extremas a partir de la guerra en Ucrania. Bombardeos, destrucción, muertes, crisis alimenticia para el mundo, incertidumbre desde que Putin ordenó la invasión y, por otro lado, Joe Biden incrementa el poder de la OTAN y su fuerza militar para sostener a Zelenski. Allá en el cielo, rusos y estadounidenses, junto a astronautas de otras nacionalidades, conviven en el afán de seguir adelante para la misión por la que la Estación Espacial fue creada: ser un laboratorio de investigación para la aventura del ser humano en el espacio. Los que están en el cielo trabajan juntos, los que están en la tierra luchan con las armas para imponer su estrategia. Pero hay señales inquietantes: la amenazante nueva Guerra Fría parece querer subir hacia los cielos.