Afortunadamente cuando parecía más difícil, la prudencia y la responsabilidad se impuso. Para ello la figura del Presidente del Senado ha sido clave. Con un estilo alejado del conflicto y centrado en los acuerdos, con prudencia, sin cejar en mantener el dialogo abierto y sin la desesperación de transformarse en el protagonista, Elizalde sin duda se instala en tiempos de tanta mediocridad, como una figura política de una estatura que hace años no veíamos.