Contra el caos climático, debemos contar los carbonos

Si la empresa ya calcula su huella total de carbono, otro paso debe darse: ella la desglosará por cada uno de los bienes y servicios vendidos y pondrá el resultado en sus facturas. De este modo, sus clientes solo tienen que leer los datos de sus facturas para establecer su propia huella de carbono. Una vez generalizada la práctica, la empresa inicial recibe a cambio el mismo tipo de datos de sus propios proveedores. Podemos ver aquí un sistema de inteligencia distribuida, cercano en su eficacia al mecanismo que permite calcular el IVA, y a un coste muy bajo. Llamemos a esto contabilidad generalizada del carbono, que consiste en indicar el contenido de carbono (en peso) de cada producto en las facturas. 

Si la empresa ya calcula su huella total de carbono, otro paso debe darse: ella la desglosará por cada uno de los bienes y servicios vendidos y pondrá el resultado en sus facturas. De este modo, sus clientes solo tienen que leer los datos de sus facturas para establecer su propia huella de carbono. Una vez generalizada la práctica, la empresa inicial recibe a cambio el mismo tipo de datos de sus propios proveedores. Podemos ver aquí un sistema de inteligencia distribuida, cercano en su eficacia al mecanismo que permite calcular el IVA, y a un coste muy bajo. Llamemos a esto contabilidad generalizada del carbono, que consiste en indicar el contenido de carbono (en peso) de cada producto en las facturas. 

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