En Chile hoy tienen el poder las organizaciones del crimen organizado, que controlan parte del territorio de las principales ciudades del país; las entidades radicalizadas del mundo mapuche; los que no quieren los tratados de libre comercio porque fortalecen el modelo “extractivista” de desarrollo; los grupos económicos que se oponen a cambios razonables y necesarios; los políticos de derecha extrema, que están usando el resultado del plebiscito como un cheque en blanco para impedir los cambios sociales y la dictación de una nueva Constitución; los que cortan las rutas, bloquean caminos, usurpan sin consecuencias la propiedad privada. Si queremos paz y progreso para todos los chilenos, solo toca recuperar el poder.