Si dejamos que el capital y el mercado inunden todos los ámbitos de la vida, lo comunitario perderá su potencial creativo y transformador. Al contrario, si promovemos que su lógica colaborativa y de compartencia se despliegue más allá de la familia y la amistad, y crezca en múltiples ámbitos, estaremos conduciendo las energías humanas hacia la reproducción de la vida y la satisfacción de nuestras necesidades, tanto individuales como colectivas.