La enorme responsabilidad política de designar un Fiscal Nacional

El Fiscal Nacional que requiere el Ministerio Público no puede ser uno(a) de continuidad de la desastrosa gestión Abbott, ni tampoco un colonizador o sheriff “as” en la persecución penal (ni menos en la defensa de criminales); sino que debe ser un primus inter pares con prestigio interno, que permita agrupar y liderar las Fiscalías Regionales; un conductor de la institución en situaciones complejas; y, sobre todo, alguien que sea capaz de sostener institucionalmente de manera eficiente e independiente la persecución penal que le ordena la Constitución Política al Ministerio Público. Hoy, una parte sustantiva de los delitos manifiestan una hibridez notoria entre organización delictiva, uso de violencia, manejo voluminoso de recursos financieros, tráfico de drogas, penetración de los circuitos estatales de decisión, impunidad territorial y una comunicación basada en la amenaza y el miedo. 

El Fiscal Nacional que requiere el Ministerio Público no puede ser uno(a) de continuidad de la desastrosa gestión Abbott, ni tampoco un colonizador o sheriff “as” en la persecución penal (ni menos en la defensa de criminales); sino que debe ser un primus inter pares con prestigio interno, que permita agrupar y liderar las Fiscalías Regionales; un conductor de la institución en situaciones complejas; y, sobre todo, alguien que sea capaz de sostener institucionalmente de manera eficiente e independiente la persecución penal que le ordena la Constitución Política al Ministerio Público. Hoy, una parte sustantiva de los delitos manifiestan una hibridez notoria entre organización delictiva, uso de violencia, manejo voluminoso de recursos financieros, tráfico de drogas, penetración de los circuitos estatales de decisión, impunidad territorial y una comunicación basada en la amenaza y el miedo. 

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