No ejercer poder constituyente de sustitución no impide que la función de reforma del Congreso esté abierta y habilitada, y los parlamentarios que han empujado esa agenda lean el “momento constitucional” como uno lleno de pequeños logros y no como un completo fracaso. Pero construir una Constitución completa en el Congreso es quedar expuesto a un orden inestable, por la imposibilidad de que sirva más allá del ciclo de la legislatura. Podría estabilizar con suerte un período de Gobierno, pero no al país, su política ni su economía.