Al mal tiempo, diversificación energética

En medio de una crisis energética mundial que nadie avizoró, nuestro país sigue avanzando a paso firme hacia la descarbonización local. Y, mirando hacia adelante, existe una oportunidad colosal de jugar un rol estelar en la descarbonización global. Primero, aportando litio, cobre y hierro, elementos esenciales para la electrificación. Al menos con el estado del arte al momento que escribo esta columna, simplemente no es posible combatir el cambio climático sin aumentar esa oferta de manera sustancial. Segundo, exportando hidrógeno verde para sustituir fuentes fósiles en otras latitudes. Gozamos de amplias áreas con un potencial de generación enorme, pero demanda insuficiente para consumir esa energía in situ. Tal es el caso del viento de Magallanes y del sol de Atacama. 

En medio de una crisis energética mundial que nadie avizoró, nuestro país sigue avanzando a paso firme hacia la descarbonización local. Y, mirando hacia adelante, existe una oportunidad colosal de jugar un rol estelar en la descarbonización global. Primero, aportando litio, cobre y hierro, elementos esenciales para la electrificación. Al menos con el estado del arte al momento que escribo esta columna, simplemente no es posible combatir el cambio climático sin aumentar esa oferta de manera sustancial. Segundo, exportando hidrógeno verde para sustituir fuentes fósiles en otras latitudes. Gozamos de amplias áreas con un potencial de generación enorme, pero demanda insuficiente para consumir esa energía in situ. Tal es el caso del viento de Magallanes y del sol de Atacama. 

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