La campaña estuvo marcada por una fuerte polarización política, hechos de violencia y dudas sobre si Bolsonaro, un excapitán del Ejército que buscó sembrar sospechas sin pruebas sobre el sistema electoral brasileño, aceptará una eventual derrota. «No se puede descartar un espectáculo circense similar al que montó (Donald) Trump en Estados Unidos», señaló a la BBC el académico José Murilo de Carvalho en alusión a la negativa del entonces presidente de ese país y aliado de Bolsonaro a aceptar su propia derrota en las elecciones de 2020.