¿Qué se puede hacer? Dos cosas: es necesario contrarrestar los grafitis con los medios legales que corresponda. Pero pueden adoptarse medidas menos violentas, como las de locales comerciales, las casas particulares y el alcalde de Valparaíso que, brocha en mano, repintan con la esperanza de ganar el corazón de sus enemigos. Segundo: la ciudadanía debe auscultar lo que está sucediendo. Hay problemas en la vida que no se tapan con una manito de pintura. Urge interpretar el fenómeno. Según parece, tiene varias causas. Conocidas las causas, será menos difícil solucionar el problema. Hay algo que arreglar, es obvio.