Personalismos, «cultura gremial» y captura política: las razones detrás del ocaso de la FECH y la Confech

Ausentes del debate constitucional, irrelevantes en el estallido social y en la pandemia, los estudiantes de las universidades chilenas parecen enteramente desconectados de los grandes problemas que aquejan a la población. La misma Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) –motor de la Confech y del movimiento universitario en los años dorados de la década pasada– ostenta un cuadro de crisis que obligó a convocar a un congreso integrado por 40 estudiantes, a efectos de "refundar" la organización. Esto, debido al desinterés de la comunidad universitaria por participar en ese espacio de discusión. Mientras se intenta redactar un nuevo estatuto para tener una nueva directiva en el futuro, tanto dirigentes estudiantiles como conocedores del movimiento universitario y analistas, hacen referencia a dos fenómenos que explican el marcado declive del poder del movimiento que alguna vez puso de rodillas al primer Gobierno de Sebastián Piñera y que fue capaz de catapultar a sus líderes a la cumbre del poder político: la institucionalización de sus cuadros y esa cultura propia de un grupo de interés que se marginó del debate político apenas consiguió su objetivo, como fue la gratuidad universitaria. 

Ausentes del debate constitucional, irrelevantes en el estallido social y en la pandemia, los estudiantes de las universidades chilenas parecen enteramente desconectados de los grandes problemas que aquejan a la población. La misma Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) –motor de la Confech y del movimiento universitario en los años dorados de la década pasada– ostenta un cuadro de crisis que obligó a convocar a un congreso integrado por 40 estudiantes, a efectos de «refundar» la organización. Esto, debido al desinterés de la comunidad universitaria por participar en ese espacio de discusión. Mientras se intenta redactar un nuevo estatuto para tener una nueva directiva en el futuro, tanto dirigentes estudiantiles como conocedores del movimiento universitario y analistas, hacen referencia a dos fenómenos que explican el marcado declive del poder del movimiento que alguna vez puso de rodillas al primer Gobierno de Sebastián Piñera y que fue capaz de catapultar a sus líderes a la cumbre del poder político: la institucionalización de sus cuadros y esa cultura propia de un grupo de interés que se marginó del debate político apenas consiguió su objetivo, como fue la gratuidad universitaria. 

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