Lo que debería hacernos reflexionar, al cumplirse tres años del estallido social, es qué aprendimos o qué hemos logrado corregir como sociedad de esas demandas que nacieron de la toma de conciencia de la desigualdad e injusticias sostenidas en el tiempo. Todo parece indicar que muy poco. Y tal como lo ha demostrado la historia de Chile en las últimas décadas, los ciclos se repiten, pero con una diferencia: cada vez son más cortos. Entonces, así como hace mil días la elite decía “no lo vimos venir”, todo parece indicar que, nuevamente, se está acumulando energía que, tarde o temprano, tendrá que salir. Y les aseguro que pronto la gente estará reclamando contra los partidos y contra los poderes fácticos que, hoy, parecieran hacer oídos sordos a la sociedad civil.