Tengo la convicción de que parte importante de la institucionalidad que debería servir de apoyo a nuestro comercio exterior es anticuada y/o poco efectiva. No tengo mayor preocupación por las exportaciones de metales y minerales. Dudo que la institucionalidad actual sea una gran barrera para las grandes empresas mineras. Pero sí deberemos pensar en el futuro del litio. Sí me preocupa mucho el sector silvoagropecuario y alimentario, el “sector estrella”. Su institucionalidad –en especial nuestros servicios de inspección sanitaria, junto al de Aduanas– está trabajando al límite y está sobrepasada. No obstante, al parecer, todavía seguimos promoviendo el muy famoso lema de “Chile Potencia Alimentaria”. Pero el Ministerio de Agricultura, que liderara los temas sectoriales domésticos en este ámbito, y que también debería hacerlo en el internacional, no tiene los recursos ni las capacidades y/o las competencias para hacer lo último. Tengo la impresión, además, de que históricamente tampoco ha existido la motivación para hacer este trabajo.