Pre facto y sin excepción, todos los partidos que han estado en alguno de los gobiernos de las últimas décadas aseguraron que no habría premios de consuelo. Sin embargo, todos han instrumentalizado a la Cancillería como un espacio para el amiguismo, o como parcela pagadora de favores, o como fuente ad hoc de financiamiento. En este campo, todos le han fallado al país.
Asimismo, es urgente que el propio Servicio Exterior inicie un proceso de reflexión que le devuelva su unidad y su mística, y que renueve su compromiso de servir a Chile. La diplomacia profesional tiene la obligación de asegurar al conjunto del país que, efectivamente, cada uno de sus miembros habla por Chile, y no solamente por los intereses del gremio, o de un determinado sector político, o de minoría o grupo de la sociedad civil.