¿Qué hacer con los expertos y los independientes?

Imaginemos un nuevo órgano constituyente tripartito: una asamblea representativa con convencionales electos que fueran gente competente, seleccionados por las listas de los partidos, capaces de conciliar sus posiciones valóricas con fórmulas políticas viables; una comisión de expertos del más alto nivel, designados por las universidades, reconocidos por sus pares y de indiscutible experiencia, que asesore en la elaboración del articulado, asegurando la calidad de las normas y del proceso; una asamblea ciudadana sorteada, de carácter consultivo, que funcione como jurado que lleva la voz ciudadana y que asegure la verosimilitud de las normas para una sociedad diversa. 

Imaginemos un nuevo órgano constituyente tripartito: una asamblea representativa con convencionales electos que fueran gente competente, seleccionados por las listas de los partidos, capaces de conciliar sus posiciones valóricas con fórmulas políticas viables; una comisión de expertos del más alto nivel, designados por las universidades, reconocidos por sus pares y de indiscutible experiencia, que asesore en la elaboración del articulado, asegurando la calidad de las normas y del proceso; una asamblea ciudadana sorteada, de carácter consultivo, que funcione como jurado que lleva la voz ciudadana y que asegure la verosimilitud de las normas para una sociedad diversa. 

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