Después de la precipitada caída de la ex asesora de la Presidencia, Lucía Dammert, y ante la publicación de un artículo que relacionaba directamente a la socióloga con el ex zar antidrogas, Genaro García Luna, actualmente preso e investigado por la Fiscalía de Nueva York por sus vínculos con el temido Cartel de narcotráfico de Sinaloa, La Moneda guardó un celoso silencio que no ha hecho más que confirmar tácitamente la efectividad de tales vínculos. Este silencio contrastó con el rápido desmentido que hizo la Cancillería de otra de las aseveraciones del medio Interferencia, en el que se sostenía que la embajadora en la ONU, Paula Narváez, había alertado a la Canciller Antonia Urrejola, sobre el grave problema que enfrentaba Dammert. A la salida del comité político, el Gobierno estuvo ausente dejando a los presidentes de partido del socialismo democrático en calidad de voceros. Sin entrar en detalles se remitieron a decir que la ex asesora ya había desmentido la información a través de sus redes personales. Efectivamente, Dammert sostuvo que nunca había sido asesora del ex secretario de Seguridad del Gobierno de México. Una aseveración totalmente contradictoria con lo sostenido por ella misma y por años, en su propio currículum de Linkedin, donde señala haber sido asesora senior de la Secretaría de Seguridad del Gobierno de México, precisamente en los años de gloria de Genaro García Luna.