Adam Smith explicó por qué los trabajadores se encontraban en una posición débil frente a los empresarios a la hora de fijar los salarios. De hecho, los empresarios pueden coordinarse fácilmente, los trabajadores no, así que el mercado es asimétrico. ¿Qué pasa para la educación? Por un lado, los padres, de forma aislada, empujan a sus hijos a la educación superior y, por falta de dinero, a conseguir préstamos; por otro, los bancos impulsan la venta de préstamos altamente rentables y que fidelizan a futuros clientes, y las universidades fijan los aranceles y matrículas a su voluntad. Eso contribuye a explicar la carrera de costos entre ellas por motivos de mejor clasificación o de comercialización. Claramente falta un regulador o, mejor aún, un financiamiento en las manos del Estado para frenar estos gastos.